¿Dónde está la constancia?

Han pasado varios días y mi constante actualización del blog se había perdido. ¿Razones? Básicamente mi carga de trabajo aumentó considerablemente desde que mi jefe dejó el changarro a mi cuidado.

¿Por qué? Parte lo explicaba aquí, pero eso no era todo. El hecho de hacerme cargo de las actividades de mi jefe, de las mías y de entrenar a una persona; se complicó. Claro, tomando en cuenta el vaivén (nunca había escrito vaivén en mi vida) de juntas y reportes por todos lados, no ayudaba.

Hoy que vi Episodio III me sentí como Anakin cuando no le permiten ser Master en el Consejo de Jedis. Está bien, en mi caso no tienen miedo de mis poderes del lado oscuro, pero de cualquier manera uno tiene que hacerse el sufrido.

¿He visto cambios durante estos días? Sí, y muchos. Tuve que ser claro en expresar lo que me estaba desagradando, y aunque hubo gente en que me apoyaba en mi lógica, sigue habiendo la que no. En fin, tarde o temprano se resolverán los conflictos, de eso estoy seguro.

Siento yo que lo que más me pesaba (aquí viene el ñoño que llevo dentro), es que no escuchaba retroalimentación positiva de mis superiores; sentía más el miedo de que no sabían si iba a poder con el paquete. Eso no ayudaba. Lo bueno fue que esta semana por fin me externaron la confianza que tienen en mí y esta vez lo sentí real, no como hace un mes donde me decían las mismas palabras pero con risas nerviosas.

Parte de mi trabajo consiste en dar soporte técnico a consultores sobre problemas generales de la aplicación. ¿Por qué acuden a mí? No tengo idea, porque no soy el experto; pero me agrada ya que me gusta resolver problemas. Es bastante satisfactorio que te llegue un problema a tus manos, que no tengas idea de qué sucede y que no necesites más que lógica para resolverlo. Lo mejor es la buena impresión que causas. Es en esos momentos que vuelve a mí el deseo de ser consultor y trabajar en un ambiente mucho más social. En fin, no comenzaré el mismo cuento, al rato platico asuntos e ideas más interesantes, pero primero había que desahogarse.