Saturday, March 31, 2007

Tengo Frío

Llegué a Seattle el jueves 29 de Marzo de 2007. Con más equipaje que manos, salí a esperar a Germán. Minutos más tarde, ya estaba ahí, ayudándome a acomodar todo en el auto. El viaje no tuvo contratiempos, llegamos y ante mi requerimiento por comida, hasta con tamales caseros fui recibido (graciás mamá de Germán).

Mis noches en Seattle han sido noches frías. Gran parte es el hecho de que la temperatura de la casa es bajísima (60F) y al parecer, yo soy el único que la encuentro increíblemente fría, ya que nadie hace el comentario de "Hace frío".

Me siento un poco fuera de lugar, pero creo que es normal. Acabo de llegar a una casa que no es mi casa. Mi clóset no tiene tubo para colgar la ropa y empiezo a desesperarme por no poder organizar mis maletas y mis cajones. Ayer salí al centro de Bellevue y estuve recorriendo "The Container Store", pero aún no estoy seguro si debo de comprar cosas que a final de cuentas usaré sólo por dos semanas. Sin embargo, siento que no podré vivir tranquilo si no las compro.

Por lo pronto, dentro de la casa... con mis piés helados, usando una sudadera y utilizando el calor de la computadora como el único remedio contra el frío, necesitaba escribir lo que pasaba por mi mente. Todo eso me recuerda que durante esta semana tendré que buscar una cámara y una nueva computadora. Mi cámara dejó de funcionar, y mi computadora necesita retirarse después de 5 años intensos de uso.

Abrazos

El día finalmente llegó. La mudanza se había llevado todos mis muebles, incluyendo mi cama. Esa última noche no quise dormir en el sofá, elegí el suelo. ¿Nostalgia? Posiblemente. En cuestión de minutos ya estaba dormido.

Al levantarme y bañarme, empecé a bajar las últimas cajas con comida y todo aquello que ya no cabía en mis maletas. Después de subir y bajar el elevador por seis veces, el carro ya estaba repleto. Eran las 11:00 AM y mi casa ya no tenía restos de ser mi casa. Poco a poco se fueron borrando las anécdotas que viví entre esos muros. Al resanar los agujeros de las paredes, lentamente se cubrieron las últimas marcas de mi paso por ese espacio. Es increíble que un poco de yeso y pintura puedan evaporar tantos recuerdos.

Entregué las llaves al nuevo inquilino y me fui. Fue un adiós sin compromisos, sin sentimientos, con buenos deseos que no son más que palabras que aprendemos a decir por educación, pero huecas a final de cuentas. Tenía tiempo de sobra para mi última despedida. Salí a contemplar el paisaje. El cielo era azul y los árboles lucían blancos y rosas. Tomé el camino largo, no tenía prisa en apresurar el momento.

La oficina postal fue mi primera parada. Debí haber cambiado mi dirección dos semanas atrás, pero ahí me encontraba haciéndo el trámite horas antes de partir. No fue hasta ese momento que me di cuenta que el cambio era definitivo, que no estaba tomando vacaciones, que en esta ocasión no iba a regresar. Y así, ante lo inevitable, ya no me pude aguantar más y empecé a llorar. Lloré por saber que una parte de mí se quedará siempre en esa ciudad. Lloré por darme cuenta que aprendí a ser libre y a ser quien soy en esa ciudad. Lloré por irme, pero lloré aún más por no quedarme.

Después de la comida, una caravana de dos autos y 4 personas fueron a despedirme al aeropuerto a mitad del día. Bromas, fotos y sonrisas abundaron durante el trayecto, pero la máscara se derrumbó en el último instante, y los abrazos lo dijeron todo. Abrazos llenos de miedo por la incertidumbre del futuro, abrazos tan fuertes por la incapacidad de hacer algo más por retener al ser querido. Abrazos tan apretados para disminuir la distancia entre dos personas. Abrazos que recordaré por mucho años, y lágrimas que aún derramo al recordarlos.

Thursday, March 29, 2007

iHop

Al llegar a trabajar al área de Washington, DC hace tres años; mi primera cena la tuve en un iHop en Ballston. Hoy, en mi última cena antes de volar hacia Washington State, cené en el mismo iHop de Ballston. En ambas ocasiones, el iHop no había sido la primera opción, pero finalmente seleccionado debido a la hora y las circunstancias.

Mañana vuelo hacia Seattle. Han habido tantos detalles que he olvidado escribir y contar durante este proceso. Sentimientos que probablemente los olvide en unas cuantas semanas. Tal vez he querido tener mi cuerpo y mente muy activas para evitar que los sentimientos afloren.

Cuando me fui de Monterrey, estaba listo para irme. Cuando me fui de Singapur, estaba listo para irme. No estoy seguro de estar listo para irme de Washington, DC. Esta ciudad ha marcado gran parte de lo que soy ahora. Hoy, al contemplar los monumentos de la capital, no puedo sino sentir mucha nostalgia por todo lo que mi vida ha cambiado ante esos gigantes.

Yo ya no soy el mismo ante los ojos de los gigantes y ante mis propios ojos.

Thursday, March 01, 2007

Tres Años

Hoy es mi tercer aniversario viviendo en Estados Unidos. Al poner en retrospectiva esta situación, me pregunto: ¿Tomé la mejor decisión?

Según un curso que tomé en la universidad, siempre tomamos las mejores decisiones (de acuerdo a nuestra gamma de recursos y visualización de la información). Sin embargo, es el tiempo el que juzga si la decisión fue acertada o no. Al tomar este contexto, me pregunto: ¿Tomé la decisión acertada?

Mi corazón me dice que sí.

Half Bride

The award season is over and new movies will be released in the following weeks. In the meantime, while I keep on waiting to catch The Italian (2005), I decided to recommend two DVD options : The Syrian Bride (2005) and Half Nelson (2006). Enjoy!

The Syrian Bride (2005)
Although not exactly like My Big Fat Greek Wedding or Father of the Bride, The Syrian Bride is like these films in that it is built around the same, universally magnetic moment: the wedding day. The difference here is that this wedding odyssey is not based primarily on personal/cultural factors, but rather is deeply rooted in political and historical antecedent. Mona and Tallel share the same culture, Syrian, and live a couple of miles apart; but she, Mona, comes from the Israeli-occupied Golan Heights while Tallel waits to marry her at the Syrian side of the Israel-Syria border. Because of Israeli and Syrian laws, as soon as Mona crosses the border, she can never return.
I watched The Syrian Bride and the film Babel (2006) on the same day, and my conclusion is that both have similar objectives: to portray the human miscommunications and misunderstandings of our world. Nevertheless, Babel had to intertwine multiple extreme situations around the globe to capture part of this feeling; The Syrian Bride was able to convey a more personal, deeper, and wider reflection of the same problem in a small story of a family in a small village – that is simply brilliant. Highly recommended!

Half Nelson (2006)
Months ago, when I saw Half Nelson's trailer at a movie theater (E Street Cinema), I really was not so excited to see it. The plot didn’t seem particularly innovative from what I’d heard (inner-city white teacher struggling to make a difference in the lives of his students in the heart of Brooklyn while balancing his own drug addiction problems). Fortunately, not everyone thought like me, and last week the film received nods for best male and female lead at the Independent Spirits Awards. This is a small, independent film that focuses on the contradictory nature of life -- how people can actually help others and simultaneously find themselves being helped. Novel, insightful portrayals of the film’s main characters and its almost artsy documentary-style filmmaking, as well as great acting by Ryan Gosling, makes this movie a great choice if you are up for a psychological drama.