Sunday, May 04, 2008

De apolítico a político

Siempre me he considerado una persona apolítica. Alguien que no está altamente interesado en involucrarse en los procesos y actividades civiles.

No obstante, este alejamiento se me desvanece cuando las decisiones y procesos que se llevan a cabo sin mi participación afectan de manera negativa mi vida. No sé si sea cuestión de edad, tiempo, o espacio -- pero este sentimiento se cimienta en mi cabeza día con día con más fuerza.

Hace una semana estaba escuchando un programa de radio donde se tocó el tema sobre el calentamiento global. La persona invitada, un científico, no podía disimular en su voz la desesperación e impotencia acerca de cómo las decisiones políticas tomadas o no tomadas durante esta última administración en Estados Unido han estado agravando la situación mundial. Era tanta su frustación que hasta burla le hicieron de que la plática no era sobre política. Una persona apolítica convertida en política.

En mis pequeños niveles, lo puedo comparar con la misma frustación que siento en el trabajo cuando veo que algo se está haciendo de la manera incorrecta, sé exactamente qué tiene que hacerse para corregirse -- pero alguien con un nivel más alto simplemente no le da prioridad al problema hasta que es demasiado tarde. La gran diferencia es que para ciertas cuestiones políticas, las consecuencias son mucho más graves -- o al menos mucho más graves que las frustaciones a las que me enfrento en mi trabajo.

Supongo que es una mala señal que gente apolítica se vuelva política, pero es la única manera de corregir un problema civil -- con compromiso e involucramiento de la sociedad civil. Todos, porque las consecuencias las llevamos todos.

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