Tuesday, May 22, 2007

¿Halagado, insultado, o todo lo contrario?

Cuando viví en Singapur la gente no me identificaba como mexicano. Totalmente entendible. ¿Cómo hacerlo si no hay referencias a lo que es y lo que no es mexicano? Fui identificado como turco (cuando traía mi camiseta de Turquía), como libanés (cuando traía mi camiseta de Líbano), y normalmente como alguien del medio oriente, norte de la India o sur de Europa -- en ese orden. Sólo una vez me dijeron "from Mexico" durante toda mi estancia. Ni siquiera países latinoamericanos entraban en juego.

En Washington, DC -- mucho más empapado de la cultura hispana -- asumían que era latino y al parecer, les era indiferente de qué lugar venía. Recibía por igual referencias a México, Colombia, Venezuela, España y Puerto Rico.

En Seattle me ha pasado algo muy diferente y constante. La gente me dice que soy español, y en más de dos ocasiones, francés. Cuando les digo que soy mexicano todos me dicen que no parezco mexicano -- hasta un chicano me lo dijo. El punto es que la manera en que me lo dicen me llama la atención: "No pareces mexicano. No hablas ni vistes como mexicano."

Tengo que aceptar que al instante me siento "halagado", como si me hubiesen elevado de estrato social. Pero de inmediato digo, ¿es acaso mejor ser español que ser mexicano? ¿es mejor ser francés que ser mexicano? No. Es un estereotipo al que no debo de contribuir. De inmediato contesto que sí soy de México y que no siento que no parezca mexicano, que desde mi punto de vista luzco bastante mexicano. Comento que hay mexicanos de todos los colores, que hay un espectro en la mezcla.

Lo interesante del ejercicio ocurre minutos después. Me siento insultado. Siento que acaban de insultar a mi raza... la están haciendo menos. ¿Cómo piensan que son todos los mexicanos? ¿Por qué un mexicano no puede vestir como visto yo? ¿Por qué un mexicano no puede tener el estatus económico que tengo yo? ¿Por qué asumen que un mexicano no puede estar al tú por tú con cualquiera?

Sin embargo, recapacito y me doy cuenta que el único que está insultando a los mexicanos soy yo. Que el único que está poniendo las etiquetas en el tono de la conversación soy yo. Que el que pensó que lo estaban halagando era yo -- que nadie dijo nada al respecto. Que fui yo y sólo yo quien se sintió más guapo o más interesante al verse como francés o como español.

¿Cuándo y cómo es que la superioridad blanca se va apoderando de nuestra mente? Supongo que todos los comentarios cuentan... "qué bonito, está güerito", "muy guapo, alto y blanco", "es prieto y feo", "es un don nadie, un indio renegrido". Recuerdo muchos de estos comentarios de mis abuelas. De una, sólo los positivos; de la otra, sólo los negativos. Finalmente, hace daño tanto lo que se dice, como lo que se deja sin decir.

En fin, creo que de hoy en adelante debo tomar estos comentarios más ligeramente. Simplemente reflejan el cómo encaja mi físico con el estereotipo de la gente. Tan sencillo como eso.

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