Monday, December 05, 2005

Domingo en Diciembre

No pensé que llegaría el momento en que mis domingos se transformasen en lo que alguna vez llegué a fantasear.

Una. Dos. Tres. Tres veces fueron las que tuve que pelearme con el reloj despertador esta mañana. Al fin, el sueño fue vencido y me levanté. Mi estómago se apoderó de mis pensamientos mientras me daba un rápido regaderazo. Renovado, calientito y listo para hacerme de desayunar.

Utilicé mi nueva tarjeta para hablar con mi mamá mientras pensaba qué cocinar. Al fin, decidí hornear unos croissants: dos con machacado (del que había sobrado ayer) y dos con chocolate -- como postre. Tanto el chisme de Monterrey, como el pan, calientitos todos en pijama-- perdón, los tres cochinitos se apoderaron de mí-- los recibí después de 40 minutos. Después del desayuno y de leer el periódico en línea, me comuniqué con quien me hace suspirar día tras día, y acordarmos vernos en la tarde.

He aquí el momento de magia. Para no llenar de miel el monitor; sólo describiré que ver una película (aunque sea mala) en un domingo en la tarde, abrazado de esa personita especial, en un día nublado, después de haber comido una sopa de tomate casera, es... ¿cómo decirlo? ¡Encantador!

1 comment:

Fer said...

miralo psesito quien diría, realmente suena tierno, y chido,que bien por ti