Me enojo cuando...

Últimamente me he dado cuenta que hay muchos pequeños detalles que me hacen enojar. Tal vez enojar no es la mejor descripción del sentimiento: es un poco de incredulidad e incomprensión al hecho.

Ejemplos:
- ¿Por qué siguen existiendo semáforos sin sensores de movimiento? Es verdaderamente desesperante estar esperando a que el semáforo cambie a verde cuando no hay nadie más que tú en el crucero.
- ¿Por qué el elevador de donde vivo tiene un retraso de seis segundos cuando seleccionas el piso al que vas? Entiendo la medida de seguridad, pero eso no le quita lo desesperante; dos segundos es más que suficiente.
- ¿Por qué hay gente que quiere representar algo que no es? Es decir, ¿qué intentan demostrar? Lo obvio, obvio es. El simple hecho de escuchar los comentarios medio falsos, en ocasiones, hasta desespera.
- ¿Por qué el trabajo de la cocina nunca se termina? Lo peor es que no tengo solución a este hecho mas que delegar el trabajo. La lavavajillas es buena opción, pero no me agrada el hecho de usarla cuando no está totalmente llena -- el agua es vida; al menos hay que sacarle el mayor jugo posible.
- ¿Por qué la gasolina está tan cara? Esta mañana vi que la regular cuesta $2.7 el galón, comparado a $1.6 que costaba hace un año -- la premium ya llega a $3! Aquí sí hay una respuesta y Mr. Bush debiera saberla... bueno, mejor a rezarle a otro.
- ¿Por qué hay tantos intereses de por medio en el mundo laboral? En ocasiones no sé si debiera o no aprender a jugar el juego. Bueno, ahondaré en este tema durante los siguientes días...