Saturday, November 04, 2006

Lo que bien se aprende...

Igual y nunca se olvida, pero no significa que uno lo disfruta.

El jueves llegué a California y mi sorpresa es que llegué a un pueblo bicicletero. ¡No miento! Nunca había visto tantas bicicletas juntas en mi vida. Y pues lo que podía pasar, pasó. Ahí me tienen andando en bicicleta, en una bicicleta MUY VIEJA - pobrecita, la verdad. Luego le tomo una foto para que la vean.

El punto es que no me subía a una bicicleta desde que tenía 9 años (obviamente era bicicleta de niños), y nunca había salido a la calle en bicicleta. ¿Cómo aprendí? En el techo de mi casa. Larga historia. El punto es que tuve sentimientos encontrados. Por un lado, la bicicleta me incomodaba mucho: el asiento estaba a punto de romperse, los manubrios hasta pegajosos estaban y los frenos no servían del todo bien. Sin embargo, la sensación del viento y el contemplar el paisaje... fue espectacular.

¿Me quejé? Sí. ¿Me quejé mucho? Probablemente. ¿Tuvo final feliz? Sí. Igual y en mis planes estará comprarme una bicicleta, aunque una que tenga un asiento más cómodo.

1 comment:

SJES said...

A mi me interesa saber cómo es que aprendiste a andar en bicicleta en el techo de tu casa!