Recibí un correo suyo después de casi dos meses de estar incomunicado. Me quemaba por responderle de inmediato, pero no lo hice. Ha pasado una semana y ayer estuve a punto de responder. De hecho aún tengo el borrador de mi respuesta.
Lo interesante es que no respondo porque sé que si no me contesta, voy a volver a caer en una depresión. Me pregunto, ¿cómo, cuándo y porqué otorgamos el control de nuestros sentimientos a las acciones de terceros? ¿Por qué mi suelo se sigue moviendo? ¿Por qué me puede derrumbar algo que ocurre a cientos de kilómetros de distancia?
Me considero una persona fuerte y honesta. No soy fan de ocultar los sentimientos, o dejar de hacer algo que en realidad quiero hacer sólo por el qué dirán o por el qué dirá. Me gusta luchar por lo que quiero. No me importa ceder hoy, para ganar mañana. No obstante, he cedido mucho en esta relación -- me he presentado tal cual soy tantas veces... sincero, vulnerable, frágil, sin tapujos. He cedido muchas veces y sé que puedo hacerlo muchas veces más.
Poder no debe ser sinónimo de Hacer
No porque puedo seguir cediendo, debo seguir haciéndolo.
Wednesday, August 06, 2008
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