Regiolandia

Este pasado fin de semana me escapé a regiolandia y a diferencia de ocasiones pasadas, no fui solo. Cinco amigos del trabajo (Húngaro, Rumana, Ruso, Hindú y chica de Islas Mauricio - no me sé el gentilicio, aunque creo que sería Mauriciana) se aventuraron a la ciudad de las montañas.

Las razones de la visita no las conozco, pero el Jueves 26 de Mayo de 2005, el calor de la sultana del norte les dio la bienvenida. Tacos de arrachera seguidos por una velada entre dos grupos ávidos por comunicarse fueron el parteaguas del viaje. ¿El plan? Durante 3 días, conocer lo más posible de la ciudad sin llegar al agotamiento. ¿Se consiguió? Si "lo más posible" y "agotamiento" son términos no absolutos, puede decirse que sí.

Fue interesante la opinión de estos extranjeros, ya que todos observaron su hogar en Monterrey. Es idéntico a la India, pero mucho más moderno. El clima es como en Islas Mauricio durante el invierno y la ciudad parece una mezcla entre Rumania, Hungría y California. ¿Será cierto o será simplemente el deseo de ir a casa?

Nunca he ido a Europa o Africa, y mi experiencia en la India me dice sin duda que aunque culturalmente la India y México tienen amplias similitudes, la ciudad es totalmente diferente. Pero bueno, uno no le va a quitar la esperanza a un hindú de que su hogar no está tan lejos como pensaba.

El regreso a casa. Dos de los viajeros expresaron su enorme deseo de regresar a sus hogares después de haber ido a México. Les recordó lo que significa una familia y lo que se conoce como una vida normal. Y esta vez, empatizo con sus comentarios. Esta es la primera vez que siento nostalgia y me siento triste de irme de mi tierra.

El hecho de volverla a ver, de presumirla a unos ojos que no se sincronizan con mis recuerdos, me hizo apreciarla aún más. El color de las montañas, el contraste de clases sociales y el continuo esfuerzo de salir adelante y modernizarse, es lo que me llevo de Monterrey. Una ciudad, a fin de cuentas -- con sus encantos, escondites y problemas, pero no cualquier ciudad, sino la que me vio crecer: esa es Monterrey.